El Impacto de la Inteligencia Artificial en el Rol de los Abogados
José Antonio Galán Rincón
Abril, 2021.
La masificación de soluciones basadas en inteligencia artificial (IA) en cada vez más sectores ha generado una creciente preocupación por los posibles impactos que pueda tener esta tecnología en el mercado laboral, considerando el creciente avance en la ejecución de tareas no solamente manuales como anteriores olas de automatización, sino también a labores con un mayor nivel de formación técnica y académica.
En el presente documento, partiendo del planteamiento de un probable escenario futuro, se relacionarán luego de la explicación de la clasificación más amplia de la inteligencia artificial y de los principales modelos utilizados en la evaluación de sustitución laboral de la misma, posibles impactos de la IA con respecto al papel actual que pueden cumplir los abogados desde sus diferentes ámbitos profesionales de cara a la evolución de esta tecnología.
Un futuro no muy lejano
Es un día normal en la facultad de derecho de la Universidad, los estudiantes asistentes al campus se desplazan por los diferentes espacios, algunos buscando las aulas para las charlas del día que también pueden seguirse por medios remotos, otros camino a cumplir citas con los profesores para sus sesiones de orientación temática.
La formación de los abogados había ido cambiando conforme los avances tecnológicos permeaban las actividades sociales, incluso dentro de la misma estructura de la enseñanza, las materias tenían desde su estructuración una concepción de aprendizaje digital, no solo con videos, sino con herramientas que facilitaban la enseñanza interactiva, complementada con profesores que abordaban temas especializados y guiaban a los alumnos en sesiones que podían ser personalizadas. En este entorno, las Universidades se destacaban tanto por la calidad de su pedagogía digital y contenidos, como por la capacidad y formación de los educadores.
El cambio en el escenario universitario era un reflejo de las nuevas tendencias sociales generadas por los avances tecnológicos. Desde la implementación de soluciones inteligentes al ecosistema jurídico, paulatinamente muchas cosas fueron cambiando. En las relaciones empresas consumidores estos últimos solo tenían que preocuparse por realizar la compra de los bienes o contratación de los servicios requeridos, ya que ante cualquier problema el componente jurídico formaba parte de la capa de instrucciones con las que tenía que estar programada cualquier aplicación que interactuara con usuarios de conformidad con los requisitos mínimos exigidos por la normatividad.
Las controversias tenían diferentes instancias que ante la persistencia del conflicto eran procesadas por sistemas independientes y sólo si continuaba el desacuerdo se trasladaba a una instancia con participación humana. Los sistemas mencionados eran evaluados en tiempo real por un software auditor habilitado por las entidades encargadas de la protección del usuario, por lo que ante el inclumiento de cualquier requisito, el sistema alertaba y notificaba el inicio del procedimiento el cual se desarrollaba de forma automática.
En el anterior escenario, la función de los abogados se centraba en estructurar el componente jurídico dentro del sistema, y realizar el seguimiento con el fin de verificar que el mismo continuaba entregando los resultados dentro de los protocolos para los cuales había sido programado.
Así mismo, las controversias del orden civil o comercial tenían una primera y segunda instancia procesada por sistemas inteligentes que recibían mediante procedimientos totalmente digitales las demandas, pruebas, contestaciones y en general todos los requerimientos procesales, los cuales eran tramitados de forma inmediata y cuyos plazos sólo eran otorgados para que las partes pudieran preparar las actuaciones relacionadas con su causa. Al igual que en las controversias de consumidores, agotadas las instancias sistematizadas, era posible acudir a un juez humano para que decidiera las controversias no resueltas.
Un escenario más complejo se presentaba en las instancias judiciales que atendían derechos de las personas en jurisdicciones como la constitucional, penal, laboral o de familia, aunque los temas transaccionales derivados de las mismas podían ser sometidos a procesos automatizados, los demás asuntos siempre debían ser decididos por un juez humano de la competencia correspondiente.
La Inteligencia Artificial Actualmente
El escenario descrito en el apartado anterior, es sólo una de las posibles realidades que podrían presentarse con la implementación generalizada de diferentes tecnologías en los asuntos jurídicos, no limitados exclusivamente a la inteligencia artificial. Sin embargo, siendo esta el objeto del presente análisis, es importante describir brevemente uno de sus aspectos más relevantes y tiene que ver con su clasificación más amplia.
La inteligencia artificial puede dividirse en general y en especializada, siendo la general el objeto de los escenarios más futuristas, sistemas con la capacidad de entender su entorno y cómo responder al mismo autónomamente luego de su implementación. Este tipo de inteligencia es el mayor objetivo perseguido por todos los sectores interesados en el desarrollo de la IA. Aunque en la actualidad no se ha logrado programar un sistema con estas características, la ciencia ficción nos da ejemplos de cómo podría ser una inteligencia de este tipo con personajes como HAL 9000 de 2001: Odisea en el Espacio o Jarvis, el asistente de Iron Man entre muchos más.
Por su parte, la inteligencia artificial especializada se encarga de la solución de problemas dentro de dominios específicos utilizando datos relacionados con los mismos, en un principio este tipo de programas fueron conocidos por su desempeño en juegos como el ajedrez con Deep Blue o posteriormente el Go con AlphaGo, pero con el avance de esta tecnología ha sido posible implementar aplicaciones a cada vez más actividades, como por ejemplo funciones de diagnóstico al analizar imágenes radiográficas en el sector de la salud, servicios de asistentes virtuales como Alexa entendiendo comandos de voz, o en la programación de vehículos de conducción autónoma.
Actualmente, la inteligencia artificial especializada es la que presenta los avances que se reportan periódicamente sobre la materia, y sobre los que en efecto se hacen los pronósticos de impacto en el mercado laboral, por lo que no son máquinas multipropósito sobre las que se predica el reemplazo de las labores humanas, sino sistemas enfocados en cumplir labores específicas, las cuales utilizan datos relacionados con el problema que van a solucionar y de acuerdo con los algoritmos con los que son programados buscan identificar el resultado más aproximado a los requerimientos del usuario. En términos de Agrawal, Gans y Goldfarb en su libro Máquinas Predictivas: “La actual ola de avances en inteligencia artificial, en realidad no nos proporcionan inteligencia, sino en su lugar un componente crítico de la inteligencia: predicción”.
Lo anterior, no quiere decir que las aplicaciones actuales basadas en inteligencia artificial especializada sean simples, ya que en cada uno de los sectores en los que se han creado desarrollos de este tipo realizan tareas cada vez más complejas que sin su avance no serían posibles hoy en día y sobre las que se espera evolucionen aún más en el futuro cercano, especialmente en la medida en la que puedan utilizar una mayor cantidad de datos no etiquetados.
Justamente, una de las características de la creciente incursión de la inteligencia artificial como tecnología en el mercado laboral, es que a diferencia de anteriores olas de automatización cuyos alcances se limitaban a reemplazar eficientemente las tareas manuales o mecánicas que realizaban los humanos, la IA ofrece aplicaciones para labores intelectuales cada vez más complejas, especialmente aquellas repetitivas o que impliquen análisis estandarizados de datos, por lo que su impacto se ve reflejado igualmente en este tipo de empleos.
Modelos y Pronósticos del Impacto de la IA en el Mercado Laboral
El experto en Inteligencia Artificial, Kai-Fu Lee, analiza en su libro: “Superpotencias de la Inteligencia Artificial: China, Silicon Valley y el Nuevo Orden Mundial”, la evolución del escenario laboral con la masificación de soluciones tecnológicas, con este fin, describe diferentes técnicas utilizadas para la elaboración de estudios sobre el tema comenzando por las empleadas por la Universidad de Oxford, que en el 2013 (Frey, Osborne), tomando cada empleo como un todo automatizable, estimó que para la siguiente década, el 47% de los trabajos en Estados Unidos serían impactados por la automatización.
Posteriormente, recoge el estudio realizado en el año 2016 por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el cual utilizó un modelo en el que no analizaba el empleo como un todo, sino que determinó cuáles actividades lo componían y cuántas de estas eran automatizables dentro del mismo. Con este modelo proyectó que los trabajos en riesgo de ser automatizados correspondían a un 9%.
Dentro de las ventajas de la aproximación por tareas se encuentra la posibilidad de plantear escenarios en los que se presente la colaboración entre trabajadores y máquinas, para de esta forma proyectar el impacto en la reducción de puestos de trabajo como resultado de la redistribución de funciones y ya no simplemente eliminar el cargo por considerar la posibilidad de una automatización completa del mismo.
Con esta aproximación PwC realizó el estudio denominado: “¿Realmente los robots robarán nuestros empleos? (2018)”, en el cual proyecta que uno de los sectores que van a resultar con un mayor impacto producto de la automatización de trabajos para el 2030 será el de la manufactura con un 45%, siendo la salud y la educación de los menos automatizados con un 8%. Resalta el estudio que empresas impulsadas por datos como los servicios financieros y la gestión de la información se verán más afectadas en el futuro cercano, en oposición a sectores en donde predominen más componentes de interacción social o que requieran mayores niveles de formación para los que se desempeñan en ellos.
Por su parte, el Foro Económico Mundial elaboró el documento: “Estudio de los Trabajos 2020”, en donde encuesta a diferentes empresas acerca de temas relacionados con el escenario laboral, encontrando que un 43% de los consultados planean reducir su fuerza laboral con ocasión de la integración tecnológica, 41% utilizarán contratistas para tareas específicas de trabajo y un 34% planean expandir su fuerza laboral con ocasión de la integración tecnológica, lo que permite observar una diferencia a favor de la reducción de empleos producto de las tecnologías implementadas.
A pesar de estar de acuerdo con el modelo de división por tareas automatizables, Kai-Fu Lee considera que este no se encuentra completo sin tener en cuenta lo que denomina como la aproximación basada en la industria, que consiste ya no en comparar las actividades humanas una a una con las que pueden ser automatizadas, sino soluciones creadas por nuevas empresas que se imaginen desde sus cimientos nuevas formas de conseguir los objetivos propios de cada trabajo.
Esta aproximación guarda similitud con la teoría de la innovación disruptiva del profesor Clayton M. Christensen, que en términos generales consiste en explicar el fenómeno mediante el cual nuevas empresas ofrecen productos o servicios en mercados no atendidos o crean nuevos mercados, y paulatinamente al solucionar de una mejor forma las necesidades de un mayor número de clientes, van escalando hasta desplazar los productos o servicios de empresas incumbentes en grandes mercados.
De acuerdo con el análisis del autor Kai-Fu Lee, este tipo de aproximación basada en industria añadiría un 10% a los resultados obtenidos por estudios basados en modelos por tareas, como el adelantado por el McKinsey Global Institute, el cual estima que en la actualidad en Estados Unidos es posible automatizar el 50% de tareas, aunque aclara que este porcentaje debería reducirse al menos en la mitad para roles sociales o legales entre otros.
Precisamente, el director del McKinsey Global Institute, James Manyika, entrevistado por Martin Ford para el libro Arquitectos de la Inteligencia, aclara que solamente el 10% de las ocupaciones tienen más del 90% de sus tareas automatizables y 60% un tercio de las mismas. Igualmente, resalta que para considerar que un empleo pueda ser reemplazado por soluciones tecnológicas es necesario tener en cuenta elementos como: i. Factibilidad; ii. Costo de desarrollo; iii. Demanda del mercado por esa solución; iv. Beneficios adicionales a simplemente reemplazar al trabajador (el objetivo no son solo ahorros económicos, sino que se realice un mejor trabajo); v. Normas sociales, esta última relacionada con que la sociedad esté de acuerdo con la utilización de la tecnología en cada caso concreto y que no existan restricciones regulatorias.
Así mismo, considera que muchas más serán las ocupaciones complementadas o aumentadas por la tecnología que el número de las que puedan ser reemplazadas. No obstante, llama la atención sobre el impacto que las tecnologías tendrían sobre los salarios, cuyo aumento o reducción podría determinarse dependiendo de si la actividad realizada por la máquina es principal o complementaria.
El pronóstico de un crecimiento de oportunidades laborales producido por la tecnología superior a los empleos eliminados por esta, es compartido por diversos autores y estudios especializados como algunos de los citados previamente, en los cuales se resalta que históricamente los beneficios económicos producto de los avances tecnológicos han impulsado la creación de más empleos en comparación con los que han sido eliminados.
De acuerdo con el estudio del Foro Económico Mundial citado, los empleadores encuestados esperan que para el 2025 los roles redundantes se reduzcan del 15.4% de la fuerza laboral al 9% (reducción del 6.4%) y que las profesiones emergentes crezcan del 7.8% al 13.5% (5.7% de crecimiento). Basados en estas cifras proyecta el Foro que para el 2025, 85 millones de empleos serán desplazados como consecuencia del cambio en la división de labores entre humanos y máquinas, mientras que 97 millones de nuevos roles podrían ser creados producto de esta nueva distribución.
No obstante, esto no quiere decir que todos los empleos puedan seguir desempeñándose en las condiciones actuales, las compañías consultadas por el Foro Económico Mundial, estimaron que cerca del 40% de trabajadores requerirán capacitaciones de seis meses o menos y un 94% de líderes empresariales reportan que esperan que los empleados adquieran nuevas habilidades en el trabajo, un incremento con respecto al 65% reportado en el 2018.
Lo anterior implica un análisis del escenario educativo actual que prepare a las personas no solo para dominar un área de conocimiento determinada sino también para tener la capacidad de entender los entornos constantemente cambiantes y continuar aprendiendo en estos ambientes tecnológicos dinámicos, considerando además la optimización de los tiempos de capacitación. En el 2017, más de mil entre siete mil graduados de la Universidad de Stanford se matricularon en el curso de Introducción a Machine Learning (Máquinas Predictivas).
Como ha sido posible observar, la crecimiento incremental del uso de la inteligencia artificial en diferentes escenarios laborales es una realidad que continuará aumentando su presencia en diferentes funciones, entre otras razones porque es cada vez más asequible, elemento clave en la masificación de una tecnología, como se explica en términos sencillos en Máquinas Predictivas: "Cuando el precio de algo cae, lo utilizamos más. Esto es economía simple y está pasando en este momento con la IA".
Los Abogados y la Inteligencia Artificial
En el caso del escenario del derecho, considerando la gran variedad de roles que cumplen los abogados en diferentes sectores económicos y sociales, reviste una mayor complejidad proyectar escenarios absolutos. No obstante, es posible identificar algunas de las labores en las cuales la IA pueda tener un mayor impacto. Autores como Thomas H. Davenport (The AI Advantage (Management on the Cutting Edge)), considera que las tecnologías relacionadas con la automatización ya tienen un impacto negativo para los aspirantes a empleos de entrada en áreas como la legal o la arquitectura.
La NPR (National Public Radio), cuenta en su página web con una guía en la que proyecta de acuerdo con sus datos el porcentaje en los que un trabajo puede verse afectado en los próximos 20 años como consecuencia de la automatización. Para el área legal, estima que las posibilidades de trabajos como el de asistentes legales tienen un 94.5% de posibilidades de ser automatizados, auxiliares judiciales un 40.9%, jueces un 40.1% y abogados un 3.5%.
Aunque las anteriores cifras variarán de acuerdo con los sectores y contextos de cada uno de los países en los que se estudie, existen factores que se deben tener en cuenta al momento de hacer los diferentes análisis. Mientras que la automatización inteligente de procesos del departamento legal de una empresa o despacho de abogados es una decisión privada sin aparentes efectos que trasciendan más allá de esta órbita, incluyendo su impacto laboral, el reemplazo de jueces por sistemas de inteligencia artificial requerirá, no solo de la posibilidad técnica de realizarlo, sino del establecimiento de condiciones legales y sociales para su implementación que pueden llevar a escenarios como la completa automatización, o una implementación de tecnología auxiliar sin reemplazo de jueces, en casos como estos se reitera, no se está simplemente ante la factibilidad tecnológica de hacer el reemplazo, sino también ante la viabilidad normativa y social de realizarlo.
Los anteriores son solo algunos de los interrogantes que plantea la introducción de la inteligencia artificial en asuntos tan sensibles y relacionados con el ser humano y su vida en sociedad, y la necesidad de procurar un control no solo por parte de la administración de justicia sino de la ciudadanía que ante cualquier falla de este tipo podría ver afectada su confianza en el sistema judicial con las graves consecuencias que esto acarrearía.
En los mencionados factores normativos para la implementación de aplicaciones tecnológicas basadas en inteligencia artificial, es fundamental el rol de abogados que entiendan tanto la tecnología como los efectos que estos tengan de acuerdo al campo en el que la misma se vaya aplicar, para de esta forma ajustar, de ser necesario, el marco legal correspondiente. En este sentido, los abogados juegan un papel fundamental igualmente en la creación de plataformas que permitan la interacción de las diferentes partes de interés participantes en la implementación tecnológica.
Por otra parte, la creciente presencia de la inteligencia artificial en la cotidianidad de las personas ha suscitado una mayor necesidad de dilucidar cuestiones éticas relacionados con esta tecnología, asuntos como la gestión de la información y activación de periféricos y funcionalidades para asistentes virtuales con acceso a cada vez más información privada de los usuarios, sistemas de reconocimiento facial o de voz que puedan identificar al individuo en ámbitos no autorizados por este, vehículos autónomos y sus criterios de priorización ante eventos en ruta, son algunos ejemplos de los retos éticos a los que se enfrenta cada especialidad en su implementación.
En relación con lo anterior, el Reporte del índice de Inteligencia Artificial para el año 2021, expone el importante crecimiento de publicaciones académicas relacionadas con la ética y la IA. Sin embargo, considera necesario que esta tendencia continúe aumentando, especialmente en dominios especializados en los que aún no hay publicaciones de este tipo o son escasas, reconociendo de esta forma el aporte de los análisis relacionados con la ética para esta tecnología.
Los datos expuestos anteriormente permiten evidenciar el impacto que en mayor o en menor medida la masificación de la inteligencia artificial tiene y tendrá en el escenario laboral, y aunque en el caso de los abogados al ser una profesión que requiere, como ya se mencionó en otro aparte, del dominio de conocimientos específicos, para muchas labores, con altos requerimientos académicos, no se considera, con excepción de los empleos en niveles de entrada o trabajos rutinarios de oficina, como una de las profesiones con mayor riesgo de ser desplazadas por la implementación de la IA.
No obstante lo anterior, es importante que el abogado asuma un rol activo en dos esferas especialmente, la privada, orientada principalmente a que los programas de inteligencia artificial utilizados por la empresas en sus negocios den cumplimiento a la normatividad correspondiente dependiendo del sector en el que sean utilizadas, y la pública, utilizando las características propias de su formación en la creación de principios, guías, protocolos y normas que permitan un desarrollo más armónico de la inteligencia artificial con el entorno social en el que se implemente.
En resumen, teniendo en cuenta la diversidad de factores involucrados en el desarrollo de una tecnología como la inteligencia artificial, el mayor provecho de ella se logrará en la medida en que las personas desde sus diferentes ámbitos de interés y desarrollo individual y laboral, asuman un rol activo en la implementación de la misma, por lo que los abogados no deben ser ajenos ante esta necesidad.
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El Impacto de la Inteligencia Artificial en el Rol de los Abogados
José Antonio Galán Rincón
Abril, 2021.
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